martes, 24 de junio de 2008

Mitologia Griega I

Filemon y Baucis

C ontaban los más viejos cómo los abuelos de sus abuelos, y los abuelos de estos, que siempre habían visto un tilo y un roble que susurraban palabras cariñosas y cuando la brisa soplaba, acercaban sus ramas a modo de caricias. Tan próximos estaban el uno del otro que sus troncos parecían nacer juntos... Si no hubieran sido especies arbóreas tan distintas, nuestros abuelos hubiesen jurado que eran el mismo arbusto...
Z eus y su hijo Hermes bajaron un día... hace añares... a la tierra, pero lo hicieron disfrazados, para divertirse poniendo a prueba a los humanos. Como llovía, comenzaron a llamar puerta por puerta hasta dar con gente buena. Zeus llamó a muchas casas lujosas, pero quienes allí estaban no quisieron compartir su techo. Terminaron por golpear todas las casas del pueblo, hasta que solo les quedó para llamar en una choza, cuyos anfitriones no dudaron en ayudar a aquellos viajeros empapados y excesivamente pobres: Filemon y Baucis.
A nte los sorprendidos ojos de Filemón y Baucis, la jarra donde mezclaban el vino para servirlo se llenó por sí sola, no dando fin al contenido por más que se intentara vaciar. La pareja, sospechando que sus huéspedes no eran corrientes mortales y avergonzados ante la pobreza de lo ofrecido con anterioridad –pese a que era lo único que poseían-, les rogaron que se sentaran de nuevo y que comieran la oca, solitario animal de su corral, que sacrificarían en su honor. Pero resultó que el plumífero era más rápido que sus viejos dueños, y buscó cobijo entre las piernas de los invitados. Fue entonces cuando aquellos vagamundos, con sus raídas ropas de viajeros y la suciedad propia de quien ha realizado un largo camino, se fueron transformando en dos seres deslumbrantes, de fuertes miembros, con impolutas vestiduras y largos y peinados cabellos. En este momento se dieron a conocer, eran el rápido Hermes y el poderoso Zeus, rey de dioses.
Z eus recompenzó su bondad... cumplió todos sus deseos y castigó el egoismo de aquellos pobladores que le negaron ayuda, provocando un gran diluvio que tapó al pueblo completamente. Por supuesto, la choza de Filemon y Baucis se salvó, y se convirtió en un templo en homenaje a Zeus.
E ste dios, los dejó vivir juntos y les cumplio el deseo de morir al mismo tiempo, las últimas palabras de ambos fueron "Te amo". Poco a poco, se transformaron en árboles que en sus ramas se abrazaban, Filemon se convirtió en un tilo altisimo mientras que Baucis fue un roble milenario.

2 comentarios:

Cholestar dijo...

que relato bello...es uno de la mitologia GRIEGA KE ME GUSTA^^

Silvi dijo...

lo conocias? que suerte, pronto posteare mas... suerte!

besitos!!!
grax x pasar!